sábado, 7 de marzo de 2015

Hoy una historia !! El misterio de la cara oculta de la Luna, resuelto 55 años después,



'LUNA PLATEADA CUENTO'

En esta noche de luna 
te vengo a cantar mujer 
porque eres mi fiel amada 
la dueña de mi querer.te quiero mas que ami vida y mi vida es para ti por eso mujer te pido nunca te olvides de mi 
despierta ya alma de mi alma que a ti te llama mi corazón déjame ver tus lindos ojos tus labios rojos que adoro yo 
Te quiero mas que a mi vida y mi vida es para ti por eso mujer te pido nunca te olvides de mi 
despierta ya alma de mi alma que a ti te llama mi corazón déjame ver tus lindos ojos tus labios rojos que adoro yo....

Investigadores explican por qué el lado que la Tierra nunca ve tiene un aspecto completamente distinto al que siempre tenemos enfrente.

«El hombre de la Luna», que se ve durante el plenilunio en la cara vista de nuestro satélite natural, es una aparente figura humana que, según la tradición, representa a un condenado enviado allá arriba por cometer un horrible crimen. Leyendas aparte, la figura apareció en realidad cuando los meteoritos golpearon el lado que mira hacia la Tierra, creando grandes mares planos de basalto que vemos como áreas oscuras. Sin embargo, no existe ningún «hombre» en la cara oculta de la Luna. Allí hay valles, montañas y cráteres, pero ninguno de estos extensos mares inertes. ¿Por qué? Un equipo de astrofísicos de la Universidad Estatal de Pensilvania (EE.UU.) cree tener una buena respuesta.
«La primera vez que vi un globo de la Luna siendo niño me asombró lo diferente que se veía la cara oculta», recuerda Jason Wright, profesor de astrofísica. «Era todo montañas y cráteres. ¿Dónde estaban los mares? Resulta que ha sido un misterio desde los años cincuenta».
Este misterio se llama el problema de las Tierras Altas Lunares y se remonta a 1959, cuando la nave espacial soviética Luna 3 transmitió a la Tierra las primeras imágenes del lado oscuro de la Luna. Fue llamado oscuro porque no se conocía, no porque la luz del Sol no llegara hasta allí. Los investigadores se dieron cuenta de inmediato de que en ese lado desconocido, siempre de espaldas a nuestro planeta, existía un menor número de mares. Su aspecto era completamente diferente.
Los investigadores de la Estatal de Pensilvania creen que la ausencia de mares en ese lado se debe a una diferencia en el espesor de la corteza entre el lado de la Luna que vemos y el lado oculto, consecuencia de cómo se formó nuestro satélite natural originalmente, según explican en la revista Astrophysical Journal Letters.
La historia a la que hacen referencia comienza hace 4.500 millones de años, cuando un objeto del tamaño de Marte, bautizado como Theia, chocó violentamente contra nuestro planeta. Capas externas de la Tierra y de ese misterioso mundo salieron disparadas hacia el espacio y con el tiempo formaron la Luna.
«Poco después del impacto gigante, la Tierra y la Luna estaban muy calientes», explica Steinn Sigurdsson, profesor de astrofísica. La Tierra y Theia no sólo se derritieron; partes de ellas quedaron vaporizadas, creando un disco de roca, magma y vapor alrededor de nuestro mundo.
Su situación era similar a la de los exoplanetas rocosos descubiertos recientemente muy cerca de sus estrellas. La Luna estaba de 10 a 20 veces más cerca de la Tierra de lo que está ahora, y los investigadores encontraron que rápidamente asumió una posición de acoplamiento de marea con el tiempo de rotación de la Luna igual al período orbital de la Luna alrededor de la Tierra. Desde entonces, probablemente la Luna siempre ha mostrado la misma cara. El anclaje de marea es un producto de la gravedad de ambos objetos.

«Anclada», desde el principio

La Luna, siendo mucho más pequeña que la Tierra, se enfrió más rápidamente. Debido a que la Tierra y la Luna tuvieron un anclaje de marea desde el principio, la Tierra todavía caliente -más de 2.500 grados Celsius- emitía su calor hacia el lado cercano de la Luna. El lado lejano, lejos de la Tierra en ebullición, se enfrió lentamente, mientras que el que miraba hacia nuestro planeta se mantuvo fundido, creando una diferencia de temperatura entre las dos mitades.
Esa diferencia era importante para la formación de la corteza de la Luna, que tiene altas concentraciones de aluminio y calcio, elementos que son muy difíciles de vaporizar.
El aluminio y el calcio se han condensado preferentemente en la atmósfera de la parte fría de la Luna debido a que la cara visible todavía estaba demasiado caliente. Miles de millones de años más tarde, estos elementos se combinaron con silicatos en el manto de la Luna para formar un tipo de feldespatos, que finalmente se trasladaron a la superficie y formaron la corteza de la Luna. La e la cara oculta tenía más de estos minerales y es más gruesa.
Ahora, la Luna está completamente fría y no está fundida bajo la superficie. A principios de su historia, grandes meteoritos golpearon la cara visible de la Luna, liberando los grandes lagos de lava basáltica que formaron los mares que componen el famoso «hombre en la Luna». Los meteoritos también golpearon la cara oculta de la Luna, pero en la mayoría de los casos, la corteza era demasiado gruesa y no brotó basalto magmático, de forma que el lado oscuro está repleto de valles, cráteres y montañas, pero casi ningún mar. Por eso es tan diferente.

Los días se harán cada vez más largos, los océanos serán como piscinas, se desestabilizará el eje terrestre y la vida en nuestro planeta tendrá que replantearse.

Así cambiará la Tierra cuando la Luna se aleje
Hace millones de años, la Luna estaba mucho más cerca de la Tierra, tal vez diez veces más cerca que ahora, y su tamaño aparente en el cielo era colosal. Hoy conocemos que la Luna se aleja de la Tierra a razón de 3,8 cm por año y lo sabemos porque los astronautas y dos naves rusas que consiguieron alcanzar la Luna, en las misiones de los apolos 11, 14 y 15 más las naves Lunokhod 1 y 2 sin tripulación, dejaron cinco reflectores en la superficie lunar. Desde la Tierra, lanzamos un pulso láser hacia estos espejos que rebotan y vuelve a la Tierra. La precisión es de 1 milímetro, no está nada mal para un recorrido de unos 800.000 km. La Luna se aleja porque se acelera en su órbita, debido a efectos que provoca sobre los océanos terrestres.
El hecho de que la Luna se aleje traerá consecuencias a la Tierra. Una de ellas es la duración de los días. Poco después de crearse la Luna, ésta comenzó a alejarse muy rápidamente de la Tierra, desde una posición de 22.500 km, por las fricciones generadas por las inmensas mareas creadas por la propia Luna y por este mismo motivo, los días se hacen cada vez más largos. Toda la cuestión está en las mareas, que sirven de freno a la rotación de la Tierra. Sabemos que las mareas eran más numerosas y que los días eran más cortos, por los registros encontrados en las rocas denominadas ritmitas de mareas.
Cuando la Luna estaba muy cerca de la Tierra, los días duraban apenas 5 horas, pero a medida que se alejaba, los días se alargaron hasta las 24 horas de hoy. Pero seguirán alargándose hasta que duren un mes y más, hasta que se hagan eternos y una cara de la Tierra mire siempre al Sol y la otra resultará estar siempre en tinieblas.

Adiós a las mareas

Otra consecuencia inevitable serán las mareas. Todos sabemos que la gravedad de la Luna atrae el agua de mares y océanos. Cuando la Luna está encima de un océano, se produce la marea alta, al igual que en la parte contraria de la Tierra, por efecto de la rotación Tierra-Luna que provoca un efecto de fuerza centrífuga que hace que las aguas se eleven. Cuando la Luna se aleja de esa posición, se produce en la costa marea baja. Las mareas, hace millones de años, cuando la Luna estaba “a tiro de piedra”, eran colosales, hasta mil veces superiores a las de hoy. Las aguas no se retiraban decenas de metros en las mareas bajas o se adentraba en tierra algunos metros en las mareas altas como lo hace ahora, sino que se retiraban y se adentraban kilómetros, como tsunamis continuos. Con el alejamiento de la Luna, la fuerza de gravedad de nuestro satélite sobre la Tierra cada vez será menor, y las mareas dejarán de existir. Los océanos y los mares se convertirán en piscinas gigantes.

Oscilación del eje terrestre

Otro efecto relevante y que llevará a toda la vida a una evolución desconocida por el momento, será la oscilación del eje de la Tierra. La Luna mantiene el eje de la Tierra estable, con una inclinación de 23º. El hecho de que la Luna se aleje, desestabilizará el eje terrestre, de forma que oscilará 90 grados, provocando que en ocasiones los polos bajen hasta el ecuador y el ecuador ocupe la posición de los polos. La situación actual del eje terrestre es vital, ya que estabiliza el clima. Cuando el eje comience a oscilar, la vida deberá acomodarse o dejar de existir. Los últimos estudios científicos, indican que la Luna es un elemento fundamental para mantener la vida en la Tierra.
Por Miguel Gilarte Fernández, presidente de la Asociación Astronómica de España y director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata.

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